Un viaje al universo subterráneo de Castellana Grotte

by - 9/16/2019

En el mes de abril realicé un viaje, junto a Sandra Sánchez Redin y Jaione Bassachs, a Castellana Grotte (Italia) para conocer sus impresionantes cuevas y sus Fiestas de Abril. La pequeña localidad esconde todo un universo de historia y tradición que hacen del lugar una parada obligada para todos los turistas que visiten la provincia de Bari. En este artículo os contamos todo lo que encontramos allí.




Hablar de Castellana Grotte es adentrarnos en el corazón de la Región de la Puglia italiana, el archiconocido “tacón” de la península apenena. Perteneciente a la provincia de Bari, esta pequeña localidad de apenas 19.000 habitantes puede hacer las delicias de los amantes del turismo más exigente, sumergiéndoles en la más pura autenticidad del sur italiano. 

De origen altomedieval y eminentemente agrícola, la ciudad se desarrolló al calor de la jurisdicción feudal del Monasterio Benedictino de Conversano. Tras una serie de conflictos dinásticos que posiblemente acabaron por destruir el municipio, el feudo castellanese resurgió definitivamente en torno a 1171 tomando como punto neurálgico la Iglesia de San Magno (Iglesia principal de la localidad) y sus tierras aledañas que fueron concedidas a Nicola y Costa, representantes de un nutrido y generoso grupo de colonos de marcada estirpe griega llegados desde una de las zonas más meridionales de la actual región de la Apulia, Otranto. 

Hacia 1266 el Monasterio de Conversano, recientemente deshabitado, y toda su jurisdicción eclesiástica y territorial, es otorgado por el Papa a un grupo de religiosas cistercienses, de posible origen francés, llegadas desde el Peloponeso como consecuencia del empuje conquistador del emperador bizantino Miguel VIII Paleólogo (1259-1282). Resulta realmente excepcional el hecho de que tal jurisdicción recayera en mujeres, por lo que tal circunstancia fue bautizada con el nombre de Monstrum Apuliae (el asombro de la Apulia) y se mantendría hasta 1810.

Si bien, la jurisdicción feudal pasó a manos laicas desde principios del siglo XIV y desde 1456 hasta la abolición del feudalismo, en 1806, todo el Condado de Conversano, al cual pertenecía Castellana, fue detentado por los Acquaviva d’Aragona, una de las más importantes Casas del Reino de Nápoles. Todo este periodo iniciado en aquel momento y hasta, prácticamente, los tiempos más recientes, se correspondió con una época de grandes transformaciones agrarias y una sostenida prosperidad económica para Castellana, que no cesó de crecer, llegando a ocupar sus habitantes territorios limítrofes menos explotados tales como Conversano, Monopoli y, especialmente, Polignano. 

Buena prueba de este pasado medieval lo da el laberíntico trazado de su centro histórico, inequívoca reminiscencia de su carácter defensivo frente a las incesantes tentativas de invasión por parte, principalmente, de normandos. Sin embargo, supone una auténtica delicia a día de hoy perderse por sus blancas calles colmadas de una embriagante tranquilidad. A lo largo y ancho de toda la villa podemos hallar verdaderas joyas artísticas y arquitectónicas.

En el núcleo central del barrio antiguo encontramos la Iglesia de San Leone Magno (Iglesia Madre), la principal de la ciudad y, probablemente, la más antigua (de en torno al año 1200) está dedicada al mismo Papa que le da nombre y a quien se recuerda por haber detenido el avance de Atila sobre Italia. No obstante, la mayor parte de la estructura que podemos apreciar actualmente corresponde a una ampliación llevada a cabo durante el periodo de dominio angevino (como bien reza la inscripción del arquitrabe de uno de sus pórticos que fecha el inicio de su construcción en 1383) en la que, entre otros, resalta el campanario, antigua torre de defensa frente a los normandos. El luminoso y sencillo interior neoclásico de la Iglesia obedece a una reforma acaecida a inicios del siglo XVIII. Aun con todo, es posible apreciar todavía determinados detalles de su pasado gótico, resaltando, especialmente, un precioso fresco de estilo tardo gótico que tiene como tema de representación “la Anunciación”. Sobresale un moderno y grandioso órgano que ocupa la pared frontal del altar mayor. Cabe mencionar también sus cuidadas piezas escultóricas en piedra local, obras, casi todas, del célebre Aurelio Persio (s. XVI), así como las barrocas obras pictóricas que decoran la nave central, pertenecientes a la Escuela Napolitana y, sobre todo, resalta la creación del oriundo e ilustre Vincenzo Fato (1705-1788) como el lienzo representado por la Virgen con el Niño entre los santos obispos Donato y Blas.

Muy cerca de allí, en esa misma plaza, nos encontramos con la pequeña Iglesia del Purgatorio. Construida también con piedra local a lo largo del siglo XVII, su estilo es una representación del Barroco en su máxima potencia. Comúnmente se dice que esta pequeña iglesia tiene el honor de ser la galería personal del anteriormente citado Vincenzo Fato y, sin lugar a dudas, el calificativo bien lo vale. El magnífico altar mayor, tallado en madera y recubierto en dorado, acapara buena parte de la atención del visitante. Dividido en dos piezas pictóricas separadas, en una de ellas, la mayor, se representa a la Madonna del Suffragio tratando de salvar a las almas del Purgatorio. Sobre ella, de menor tamaño, una recreación del misionero San Francesco Severo en estado agónico. Dicha creación la llevó a cabo a una edad muy avanzada, por lo que se ha considerado una suerte de testamento artístico de Fato.

Deambulando entre callejones nos topamos con una pequeña y entrañable plaza en el corazón de la villa que acoge el antiguo ayuntamiento local de fines del siglo XVI, recientemente restaurado, junto con la antigua casa del gobernador (Pallazzo De Consulibus). Tampoco hay que perder de vista el hecho de que algunas de las hileras de casas que conforman la periferia del Centro histórico son un remoto legado de la antigua muralla que rodeaba la ciudad, de la que sólo quedan determinados vestigios como algunas de las puertas de entrada al burgo (Porta della Gabella, Porta delle Olive, Porta del Caroseno, Porta Grande…) o la denominada Torre Nuova o “Castello”, un pequeño bastión circular que cerraba la muralla en su sección noreste.


Resulta interesante también la visita al Palacio Municipal o Ayuntamiento cuya sede ocupa un antiguo convento franciscano, posiblemente erigido en torno al siglo XV, y que cuenta con un precioso claustro del siglo XVI que, en la actualidad, hace las veces de pequeña sala de exposiciones local. Sucesivas remodelaciones le otorgaron la majestuosa apariencia actual, además de acondicionarlo para su función civil. Alberga en su interior también una importante colección pictórica del artista castellanese Sergio Nicolò de Bellis (1898-1946), famoso por la cálida evocación pugliese que emana la mayoría de su obra. 

Junto al Ayuntamiento se alza la Iglesia de San Francisco de Asís, de un sobrio estilo barroco y construida en el siglo XVII en relación al convento franciscano que a día de hoy acoge al consistorio. El interior, otra joya del barroco local, es muy armónico. Sin lugar a dudas, lo más destacable de esta Iglesia son las decenas de esculturas y bajorrelieves llevados a cabo por Fray Luca Principino en piedra local que verdaderamente constituyen una auténtica “Biblia en Piedra”.

Aunque cualquier época del año es un buen momento para visitar Castellana Grotte, por el ambiente que se respira en dichas fechas merece mucho la pena venir a conocer la localidad en dos momentos concretos del año: Por un lado, durante las Fiestas Grandes dedicadas a su patrona, Santa María de la Vetrana, que cada año se inician el último fin de semana de abril.  Cabe destacar de ellas diversos acontecimientos tales como la “Procesión del Cuadro”, prólogo de las fiestas, que consiste en la procesión y colocación de la imagen de la Virgen en un altar de honor situado en una de las principales vías de la villa, Corso Italia, bellamente decorado con llamativas y coloridas estructuras luminarias. Por otra parte, el punto álgido de las fiestas está protagonizado por la ilustre “Procesión de Gala” que se celebra el domingo por la mañana en la que se exhibe la figura de la Virgen acompañada por más de una decena de santos. Otros eventos memorables de tal festividad son el “Lanzamiento de globos aerostáticos”, hechos a mano por asociaciones locales, que se lleva a cabo la tarde del lunes de fiestas, así como el “Concurso Pirotécnico” que tiene lugar las noches del fin de semana o las exhibiciones musicales continuas con las que diversas bandas, tanto municipales como policiales, deleitarán al visitante que se acerque a disfrutar de las fiestas patronales de Castellana.  

Otra fecha que, sin duda, hay que señalar en rojo en nuestro calendario es la celebración  de La Notte delle Fanove (La Noche de las Hogueras) que tiene lugar la noche del once al doce de enero y en la que más de un centenar de fogatas, algunas de un tamaño realmente descomunal, arden en conmemoración a la protección que la patrona de la ciudad, La Virgen de la Vetrana, otorgó a sus conciudadanos frente a la amenaza que la peste causó en el curso del año 1691. 

En otro sentido, nos topamos con la joya de la corona del turismo de Castellana y a la cual debe, en parte, su nomenclatura actual: Sus famosas cuevas (Grotte di Castellana). Se trata de un espectacular monumento calcáreo de dimensiones titánicas cuyo origen se remonta al Cretáceo Superior (entre hace 100 y 66 millones de años) que con el paso de los siglos ha ido modelándose hasta alcanzar la deslumbrante y bella apariencia actual que lo convierten en uno de los complejos kársticos más espectaculares del mundo por la riqueza y diversidad de sus concreciones. La mejor forma de conocer esta maravilla de la geología es a través de los diversos itinerarios guiados que organiza la propia fundación encargada de custodiar las cuevas. Existen dos itinerarios principales: Uno más breve, de cerca de 1 km de recorrido y una duración de unos 50 min, y otro de más de 3 km de longitud y unas 2 horas de duración, que se adentra hasta la caverna más profunda de la cueva, la Grotta Bianca, afamada mundialmente por su luminosa tonalidad. Otra original y muy recomendable manera de conocer las Cuevas de Castellana es a través de un exclusivo Speleonight en el cual los visitantes, equipados con casco y luz frontal, quedarán cautivados por la misteriosa y, paradójicamente, brillante perspectiva que ofrecen las grutas a oscuras. Las Cuevas acogen también un muy singular espectáculo de arte contemporáneo, “Hell in the Cave”, que, a través de la danza, el sonido, la iluminación y el inmejorable escenario que lo alberga logra jugar con los sentidos del espectador consiguiendo trasladarle con un éxito rotundo al propio pasaje del Infierno de la Divina Comedia de Dante Alighieri que pretende recrear.



No se nos debe pasar por alto otro de los grandes legados que ofrece esta región: su rica gastronomía. En Castellana Grotte y sus aledaños podremos disfrutar de algunos de los más exquisitos platos de la cocina italiana y mediterránea. Es digno de mención la degustación de algunos de los pilares básicos de la gastronomía local como son sus aceites de oliva virgen extra (entre los que destaca el elaborado por la familiar empresa local Rotolo), sus exquisitos vinos de denominación de origen (inmejorable ejemplo lo ofrece la bodega Terre carsiche 1939) o sus delicados quesos (sobresalientes aquellos producidos por Caseificio Palmirotta s.r.l.). En lo que respecta a platos más elaborados debemos resaltar la tipología de pasta más simbólica de la zona, le orecchiette, cuya forma, como indica su nombre, recuerda a pequeñas orejitas y que pueden degustarse en multitud de vertientes. Los panzerotti también merecen un hueco en “el Paseo de la Fama” de la cocina local. Se trata de una especie de empanadas fritas en forma de media luna rellenas, por lo general, de tomate y mozzarella, muy típicos del invierno. Para los amantes del dulce que visiten esta región recomendamos encarecidamente que no dejen de probar los famosos pasticciotti salentinosunos pequeños pastelitos de mesa quebrada rellenos de crema pastelera (con cerezas amarenas confitadas en su interior en algunas de sus versiones) que harán saltar las lágrimas de los visitantes más golosos.



Finalmente, pero no por ello menos importante, debemos hacer una mención especial a la periferia de Castellana Grotte. No quedan lejos poblaciones tan asombrosas como MonopoliAlberobello (Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) o Polignano a Mare (localidad natal del célebre Domenico Modugno). Aunque los alrededores de la villa de Castellana son igualmente envidiables. Creemos no exagerar cuando decimos que tal vez se trate de una de las experiencias más enriquecedoras de toda la visita. Resulta realmente embriagador perderse por uno de los numerosos y estrechos caminos que circunvalan Castellana y que brindan una panorámica inmejorable: paisajes de una utopía y calidez arrebatadores, protagonizados por hectáreas y hectáreas de robles, encinas, viñedos, olivos centenarios… que se entremezclan con infinitos muretes parcelarios de piedra seca y decenas de las más típicas construcciones regionales, trulli o trullos, para conformar, todos juntos, un merecido tributo a esta hospitalaria y acogedora tierra de la Puglia italiana.

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