QUÉDATE CONMIGO
Estrechó aquel colgante con forma de avión contra su pecho y empezó a subir las escaleras con la mirada fija en aquel niño que desde el porche le lanzaba aviones de papel. Sin embargo, cuando llegó arriba se dio cuenta de que Greta, su haraposa muñeca de trapo, yacía en el banco de la plaza. Con ojos vidriosos contempló como aquella niña rubia que pasaba en aquel momento se soltaba de la mano de su madre para recogerla y alejarse estrechándola entre sus pequeños brazos con una sonrisa.
(Microrrelato)
(Microrrelato)